Programas

Proyecto AMAR FESD

Los Colegios de la Fundación Educativa Santo Domingo queremos ofrecer a las familias
y a la sociedad una opción educativa de clara inspiración cristiana, humana y
liberadora.
Preocupados por esa Educación Integral hemos desarrollado en la FESD un Programa
de Educación Afectivo Sexual plenamente inspirado en nuestra condición católica y
abiertos a los aportes científicos, psicológicos, emocionales y espirituales que abordan
este campo del desarrollo de las personas.
Como educadores, observamos que la realidad social y ambiental influye y afecta a
nuestros alumnos en su crecimiento planteándonos retos de cara a una auténtica
formación integral, que incluya también la atención y acompañamiento en un proyecto
de educación afectivo-sexual, coherente con el proceso de crecimiento y maduración
de los niños y niñas.
Vivimos en un entorno en el que con frecuencia se reduce la dimensión afectivo-sexual
de la persona a una experiencia más de “consumo”, en lugar de integrarla de manera
armónica y constructiva en el desarrollo de la propia experiencia vital y de sentido.
Como mucho se aborda esta cuestión desde el punto de vista anatómico y sanitario,
sin demasiada conexión con la totalidad del ser personal y relacional de cada individuo.
En esta cultura centrada en el consumo se le da una gran importancia a la imagen, e
influidos por la comercialización de la imagen del cuerpo, algunos preadolescentes y
adolescentes no aceptan sus cuerpos o luchan por ser aceptados entre sus
compañeros o en sus perfiles de internet.
Otro aspecto de este consumismo de la sexualidad en el entorno es el acceso, en las
redes y en otros medios de información y comunicación, a contenidos no apropiados.
Nuestros alumnos se acercan a estos temas cada vez más pronto, lo que implica que es
siempre de forma prematura y con pocas claves de interpretación. Los psicólogos
alertan de que la exposición prolongada de los niños y adolescentes a contenidos para
adultos genera un trato inadecuado de la sexualidad, sin componente emocional, en el
que se banaliza y se quita importancia a las relaciones afectivas, saludables y
respetuosas, así como al propio cuerpo y al cuerpo del otro.
Por desgracia de la mano de todo ello va también las claves de relaciones que no
respetan la dignidad, con la amenaza del abuso, y con el peligro de desfigurar la
igualdad entre personas y el respeto a su libertad.

Conscientes de que la primera responsabilidad y libertad en este ámbito es de las
Familias, desde la FESD implementamos un Programa que las tiene plenamente en
cuenta en todo el desarrollo e implementación de las actividades de este ámbito.

Infinidad de autores a lo largo de la historia y hasta la actualidad han estudiado y
valorado la dimensión emocional-sexual humana como un componente vital central de
la condición humana. Fundamentalmente son los padres quienes han de dar a sus hijos
la educación afectivo-sexual, y subsidiariamente la escuela. La escuela ha de colaborar
con los padres en esta educación dentro de la orientación cristiana que la Fundación
Educativa Santo Domingo comparte; dado que los padres han elegido para el
crecimiento y el desarrollo integral de sus hijos un colegio católico, que en su
pedagogía parte de la visión antropológica iluminada por la fe de la Iglesia:
 Dios creando a su imagen y semejanza al ser humano, inscribe en el hombre y
la mujer la vocación, la capacidad y la responsabilidad del amor y de la
comunión. El amor es por tanto la vocación fundamental e innata de todo ser
humano. Todo el sentido de la propia libertad, y de la responsabilidad que
implica el autodominio, está orientado al don de sí en las relaciones de
comunión y amistad con Dios y con los demás.
 La sexualidad humana es parte integrante de la concreta capacidad de amar
que Dios ha inscrito en el hombre y en la mujer. La sexualidad es un elemento
básico de la personalidad; un modo propio de ser, de manifestarse, de
comunicarse con los otros, de sentir, expresar y vivir el amor humano.
 Cuando dicho amor se actúa de forma responsable, consciente, libre y madura,
el don de sí expresa, a través del cuerpo, la complementariedad y la totalidad
del don; ese amor que en la comprensión creyente llega a su plenitud en la
esponsalidad llega a ser, entonces, una fuerza que enriquece y hace crecer a
las personas y, al mismo tiempo, contribuye a alimentar la civilización del amor
por su apertura a la vida.

Son tres los bloques de contenidos que, en cada etapa, guían nuestro programa: un
bloque relacionado con la sexualidad, un bloque sobre el mundo Interno y un bloque
sobre el mundo relacional. 
El Bloque de Sexualidad integra contenidos en cuanto a lo físico, lo biológico, los
cambios, la evolución, los procesos, las respuestas, etc. Es la parte más “física”.
El Bloque de Mundo Interno tiene que ver con la emoción, el cuidado, la afectividad,
las dudas, los miedos, la integración de lo sexual con lo emocional, la identidad, etc. La
dimensión más “afectiva”.
El Bloque del Universo de Relaciones aborda los vínculos, el respeto, la igualdad, la
dignidad, las relaciones, la amistad, la familia, el noviazgo, el matrimonio, etc. Son las
claves más “relacionales” de la sexualidad.

A la hora de abordar esos contenidos debemos tener en cuenta los siguientes aspectos
educativos: 
La progresividad en función del desarrollo en edad: lo que significa que ciertos temas
se tratarán en distintas etapas educativas y en distintos cursos de la misma etapa, pero
de un modo progresivo y adecuado al desarrollo madurativo de cada niño.
La pluralidad y diversidad en el desarrollo: de modo que no todos los cursos ni todas
las clases –sobre todo a partir de 4º-5º de primaria- tienen el mismo nivel de madurez,
desarrollo y conocimiento, lo cual faculta para adaptar los contenidos en función de
ser más o menos adecuados a ese curso (o a un grupo-clase concreto), o de no abordar
algunos porque sean temas ya integrados.
La realidad de que pueden darse situaciones particulares en un curso o en una clase,
que exijan tratar algún tema, bien anterior, bien posterior, siendo conscientes
igualmente de que ciertos temas serían abordables sólo cuando se den en un curso o
en el entorno de algún alumno. Lo cual indica que es muy importante conocer las
dudas, preguntas e intereses de los alumnos.

Todo niño es una persona única e irrepetible y debe recibir una formación
individualizada. El proceso de madurez de cada niño como persona es distinto, por lo
cual los aspectos tanto biológicos como afectivos, que tocan más de cerca su
intimidad, deben serles comunicados a través de un diálogo personalizado. Es preciso
ser consciente de la necesidad de abordar la afectividad con nuestros alumnos y
familias, para fortalecer, orientar y acompañar a los padres en su papel esencial como
educadores; y para facilitar un espacio diseñado bajo unos criterios básicos
compartidos por la comunidad educativa, que permita a nuestros alumnos, según sus
edades, crecer en su desarrollo afectivo-sexual.
Se ha de buscar que cada niño y cada niña se pueda conocer emocionalmente bien a sí
mismo, queriéndose y respetándose, que confíe en sus capacidades, para así también
respetar a los otros, reconociendo sus emociones sin miedo, para reconocerlas en los
otros y ponerse en su lugar, y aprender a gestionar sus emociones para ser capaz de
reaccionar de forma asertiva ante los demás cuando las circunstancias lo requieran.
Los educadores cristianos hemos de dar testimonio de la verdad sobre la persona
humana y, en el acompañamiento para la educación de la afectividad, hemos de
utilizar un lenguaje apropiado a la edad de los alumnos, teniendo en cuenta que los
niños y los jóvenes aún no han alcanzado la plena madurez, por lo que las enseñanzas
referentes a la sexualidad deben realizarse de acuerdo a su edad.